abril 08, 2012

Sólo agregar agua


Alguna vez les debe haber pasado, que conocen a una persona e instantáneamente sienten una afinidad espectacular, como si le conocieran de toda la vida, como si fuesen amigos desde la infancia que hace años no se ven.

Pasa a todos los niveles, pasa con personas que se convierten en amigos, con personas que se vuelven casi hermanos y personas que dan paso a grandes amores. Y no hay forma de saber en qué momento sucede, si es una mirada, una sonrisa o alguna palabra la que desencadena la avalancha de situaciones y emociones que siguen.

Quizás tenga que ver efectivamente con vidas pasadas, personas que ya hemos conocido, tratado o amado en otra vida y entre vueltas del destino nos volvemos a encontrar. Y entonces toda la química, la conexión y el sentimiento que creció antes vuelve a florecer con tal espontaneidad y rapidez que nos asusta.

Es como esas comidas deshidratadas, las que vienen en sobres y en la parte de atrás dice: “sólo agregar agua”. Y listo, relaciones y situaciones casi instantáneas, conexiones, emociones y lazos que pueden fortalecerse o dejarse morir a voluntad.

Todo depende de nuestro deseo o de la intensidad de la situación, pero sólo basta eso, agregar unas gotitas de agua para que comience la aventura.

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