mayo 12, 2012

Celos


Soñé contigo en una tierra distante, sonriendo, suspirando, besando otros labios, con tus manos recorriendo otro cuerpo anhelante, descartando a cada roce pensamientos y miedos, dejando de lado toda duda y límite.

Soñé que entregabas tu ser, que lo hacías con él, que cedías tus miradas y tu piel a su calor, que tu corazón se aceleraba sin reproches, que tu noche la cobijaba otro ser.

Y entonces, desperté, lleno de un sentimiento, no era ira, no era pena, no era temor, eran los celos que asomaban su feo rostro por entre las rendijas del cielo raso, una hiena salvaje de tres cabezas que te devoran vivo y se ríen juntas al hacerlo.

Intenté ignorarlos, dejarlos pasar de mí, pero era ya demasiado tarde, la duda mordisqueaba mi oreja derecha y con su aliento putrefacto susurraba toda clase de ideas e imágenes, situaciones y escenas tan vívidas como posibles.

Me esforcé por pensar en otras cosas, intenté recuperar el sueño, pero la desconfianza clavaba sus colmillos en mi cuello, me impedía respirar, pensar, razonar, y cada recuerdo del pasado se unía a sus afilados colmillos para reafirmar las infinitas posibilidades y miedos que me embargaban. Con una pata en mi abdomen me arrancaba la carne, dejándome una sensación de vacío, debilidad, fragilidad y tristeza.

Finalmente pasó, la última de las tres cabezas lanzó una carcajada al cielo mientras mis pensamientos y mis entrañas se rendían a su juego. La ceguera respiraba, se cernía sobre mí, sonriendo y deseando culminar su labor. Acercó su hocico a mi rostro despacio, movió su cabeza de arriba abajo como reafirmando mis dudas y temores. Entonces, en un movimiento repentino e indoloro me arrancó los ojos, dejándome sin posibilidad alguna de ver más allá de estos celos que me consumían a su antojo, sin salida, sin escape, sin auxilio, sin soñar, sin despertar.

Celos: Infames, viciosos, malignos, destructivos, despreciados, putrefactos, afilados, dolorosos, ardientes y acechantes. Malditos celos.

Aclaratoria: El ser poliamoroso no impide sentir celos, eso debe ser un proceso consciente de reconocerlos, aceptarlos y luego utilizar esa energía de manera positiva, siempre reafirmando la firmeza de la relación y el amor que se siente dentro de la pareja. Pero los celos son simplemente la reacción ante el temor de la pérdida, son causados por una sensación de inseguridad en la que todas las partes deben trabajar para superarlos y dejarlos completamente de lado. Éxito a todos en su camino.