abril 14, 2011

Battle: Los Angeles


Es un día perfectamente normal, el cielo es azul, la gente va a su trabajo, la contaminación nos sigue fregando los sentidos, pero todo eso puede terminar muy pronto, se aproxima el “primer contacto” con vida de otro planeta, y no será nada agradable.

“Battle: Los Ángeles” es una historia como tantas que nos trae el cine de Hollywood, con extraterrestres que invaden la Tierra y gente que lucha para evitarlo.

Pero entre los efectos, la imagen del héroe que se sacrifica por el bien de su gente, de su nación o planeta, la música, que aunque no se nota mucho da peso a cada acción, y la violenta ocupación alienígena esta película ha capturado mi atención y mi imaginación por completo.

¿Qué haríamos nosotros frente a una invasión semejante? ¿Qué haríamos ante la imposibilidad del dialogo? ¿Qué haríamos ante la violencia sin medida y sin misericordia? ¿Cuántos de nosotros pasaríamos entonces de ser simples extras en la historia y tomar las armas a nuestra disposición para convertirnos en héroes y defender aquello que amamos?

Héroe, suena grande, suena imponente, pero es tan simple como enfrentarse a los miedos, a las palabras, a las acciones, defender lo que crees correcto y justo, aunque tengas a todo el universo en tu contra.

Héroe, al oírlo pensamos en súper poderes, en habilidades especiales, en gente fuera de lo ordinario, pero no es que realmente sea así. Lo que pasa es que no nos fijamos en los detalles pequeños y siempre queremos que nos sorprendan a lo grande.

Para mi un héroe es quien dice “no tires eso a la calle”, “apaga la luz”, “no te atrevas a golpearla de nuevo”, “deja ese perro tranquilo”, “eres mi hijo y te amo igual”.

Para mi los héroes somos cada uno de nosotros cuando luchamos por ser felices y defender nuestro pequeño mundo personal sin preocuparnos por el qué dirán los demás.


abril 07, 2011

Amores Platónicos


Una mirada fugaz, una sonrisa fugitiva, una voz que parece flotar en el aire, una imagen casi etérea. Así son esas personas que llamamos “amores platónicos”; inalcanzables, como las estrellas en el cielo, e igual de brillantes en la inmensidad; inmortales, como los recuerdos del primer beso y el primer amor; su esencia nos persigue en sueños vividos, en fantasías nocturnas, en tardes de languidez y amaneceres insomnes, como un fantasma de particular belleza, como un faro que guía nuestros sentidos en la mar de una humanidad inmensa y siempre cambiante.

Muchos dicen que la magia de un amor platónico se mantiene viva mientras no sea consumado, mientras nos siga pareciendo distante, imposible, lejano y tortuosamente perfecto. Aunque algunos se lanzan a la meta de escalar la montaña, de sacar a la doncella de la torre, de lanzarse a los brazos del príncipe azul, y se arriesgan a ver de cerca los pequeños defectos que no notaban a la distancia, o darse cuenta que detrás de tanta cara bonita se esconde la mala de la película o el villano del cuento.

Pero, si se mantiene la distancia, si se queda viendo el brillo en la inmensidad, la belleza en la lejanía, si se duerme entre la voz y la imagen etérea, se puede mantener viva esa ilusión de perfección inmaculada, se puede seguir soñando con el encuentro que nunca sucederá, con el beso que nunca llegará, con el momento mágico que se pierde entre la bruma de las posibilidades.


abril 04, 2011

Como cambian las personas

Como cambian las personas, ahí frente a nuestros ojos.
Como si todo lo que conocemos de ellas se esfumase con el viento.
Como si su imagen fuese solo el reflejo de todas las posibilidades de su caminar.
Como si su esencia se transmutase con cada segundo que pasa.

Como cambian las personas, como las escenas de una película.
Un día pueden ser rockeros, emos, hippies o góticos.
Y al siguiente pueden ser grandes empresarios, Drag Queens o pegados en una esquina.
Se mueven entre las sombras y luces que dejan sus acciones.
Guiados por instinto, señales divinas o colores en el viento.
Como sonrisas fugaces, como latidos, como miradas a través de un cristal manchado.

Como cambian las personas, como las líneas que dibuja el viento jugando con las nubes.
En un instante las vemos llenas de color, de luz y de vida.
Pero al siguiente pueden ser distantes, borrosas y vacías.
Pueden ser presagios de grandes tormentas o de lluvias esperadas.
Traer nuevas ilusiones, alegrías o tristezas nunca imaginadas.
Pero siempre dejaran una huella.

Las personas cambian, a veces nos sorprenden, otras nos decepcionan.
Pero detrás de esos cambios se esconden también los nuestros.
Pequeñas señales de nuestra propia evolución personal.
De nuestro propio transitar por el camino que llamamos vida.
Nuestras relaciones, nuestras esperanzas, nuestras ideas y nuestros miedos.
Todo en constante cambio, crecimiento, evolución a cada segundo que pasa.

Como cambian las personas, ahí frente a nuestros ojos.
Como si mudasen la piel, como si perdiesen una a una las máscaras.
Como si entre palabras y silencios reescribiesen cada día las páginas de su vida.
Como si en realidad no las conociésemos en lo absoluto.