febrero 20, 2011

Hablemos de gente BASICA

Para mí, gente BASICA son esas personas cuya prioridad en la vida es pasar sus fines de semana en una discoteca, que dedican horas a elegir vestuario, maquillaje, peinado y accesorios solo para terminar usando lo mismo (o algo extremadamente parecido) a lo que usaron la semana (o la noche) anterior.

Para mí, gente BASICA son esas personas que pueden comer mal, retrasarse en los pagos de servicios, no tienen ni para unas mediecitas nuevas, pero exhiben con orgullo su teléfono móvil de última generación.

Para mí, gente BASICA son esas personas sin aspiraciones (“si ya estoy bien, para que arriesgarme a intentar algo diferente”), sin estudios (no porque no pueden, sino porque no le ven el sentido a seguir estudiando toda la vida), sin metas (¿ya mencione las rumbitas TODOS los fines de semana?), sin sentido del esfuerzo y la recompensa (“pa eso hay que trabajar mucho, mejor le digo a mi papá que me lo compre”).

Finalmente, para mí, gente BASICA son esas personas mediocres, sin sentido de superación, sin ganas de estar mejor, sin esfuerzos por corregir y aprender, crecer, evolucionar, mejorar, demostrar que son capaces de hacer las cosas con excelencia, ser merecedores de la oportunidad, del brillo de las luces, del rugir de los aplausos y de las miradas de agradecimiento, aprecio o felicitaciones. Ellos se conforman con repetirse una y otra vez que “errar es de humanos”. ¿Y para qué corregir, no?

¿Pero qué sería del mundo sin gente BASICA? Se movería la balanza, se desordenaría el mundo, entraríamos en el caos, y no habría diferencias notables para aquellos que nos esforzamos un poquito más por hacerle gimnasia a nuestras neuronas. Entonces, TODOS seríamos igual de básicos.

Que bueno que la gente BASICA sirva al menos para mantener el balance en el mundo.

febrero 01, 2011

Nuevas aventuras


Hay momentos en la vida en que sientes que tu mundo está patas arriba. Hay días en que abres los ojos y te das cuenta de que nada es igual. El tiempo ha pasado sin que te dieras cuenta, y ahora se abre ante ti un camino desconocido, un sendero nunca antes transitado, y no puedes voltear atrás, la única salida es seguir adelante. Esos momentos se llaman “aventuras”.

Tú decides si abres tus brazos y te dejas llevar por la corriente, con la idea de que todo fluya y puedas disfrutar el paseo, que el agua te empuje hasta la superficie, lejos de las afiladas rocas y obstáculos del fondo.

O si prefieres sentir que eres tú quien dirige la corriente y te aferras con fuerza a las rocas, marcando el paso y estrellándote contra cada barrera, convirtiendo hasta el más mínimo granito de arena en una gran cadena montañosa.

Sin importar lo que elijas, sabes que no tienes otra opción, debes tomar ese camino que se abre ante ti y esperar lo mejor, arriesgarte y tener la esperanza de que al final todo estará bien. Pero como dice mi sabia madre, quien no se arriesga no aprende, cada paso que se da en esta vida podría ser el último o el primero de una nueva; cada giro de esquina podría ponernos en situaciones conflictivas o regalarnos el billete ganador de la lotería; cada obstáculo puede ser una oportunidad de superarnos o de ahogarnos en penas y lagrimas. Todo depende de la voluntad, de la visión, de la madurez, de la capacidad de tomar el menos y convertirlo en un más, en algo útil, algo productivo, creativo y hasta interesante.

Aunque hay momentos en los que es casi inevitable mirar atrás, pensar en lo que se tiene que dejar, en lo que se va cambiando, en las personas, costumbres y sentimientos que pasan a ser solo recuerdos de una vida anterior, casi como escenas de una película completamente ajena a nosotros, y nos invade la nostalgia, nostalgia que suele venir acompañada de arrepentimientos, pero también de sonrisas, porque al pensar en lo que se sacrifica, en lo que se pierde, en lo que se olvida, también se piensa en lo que se gana, lo que se obtiene, lo que se aprende. Y es allí donde llega la iluminación, la paz, la calma, cuando logras entender que todo lo que tienes, todo lo que eres, todo lo que has logrado comenzó en un giro de esquina, un paso sin temor, un salto a lo desconocido.