noviembre 29, 2010

Echarme los perros a mí no es nada fácil


Echarme los perros a mí no es nada fácil. Y no porque busque un multimillonario que me de regalos caros, o un supermodelo de esos buenísimos de la Calvin Klein, o un ganador de discos de platino con una voz como para derretirse. Nada que ver. Es precisamente porque me gusta lo contrario lo que lo hace difícil.

Primero es importante aclarar que para mí el físico si es importante, sé muy bien que cosas me gustan y que cosas no. Pero la lista de esas cosas que me gustan es bastante extensa, y para mí, son cosas bien potentes, por lo que pocos puntos positivos bien distribuidos derrotan sin problema a varios puntos negativos.

Luego vienen las ironías, las aparentes contradicciones que convierten el salir conmigo en un proceso laberintico. Por un lado, soy como los gatos, me gusta tener mi grado de independencia, de libertad, de soltura; poder salir cuando quiero y hacer las cosas que me gusta hacer sin problemas, como pasar tiempo con mis amigos. Pero no soy egoísta, me gusta compartir todo eso, en la medida de lo posible, con mi pareja también.

Y ahí es donde una cosa se conecta con la otra porque, tal como mis gatos, yo también soy un consentido, y me gusta sentir que mi pareja me da el puesto que me merezco, que siente la misma necesidad de compartir su vida conmigo y que el tiempo juntos es algo sagrado, completamente movible, adaptable, considerable, pero sagrado.

Y para no dar muchas pistas, y no hacer esto exageradamente largo, está otra cosa realmente crucial, y es el grado de creatividad y habilidad para inventarse ocasiones para estar juntos, confeccionar detalles y regalos o armar sorpresas y organizar o coordinar situaciones. Eso sonó complicado ¿no?

Bueno, para aclarar un poco, no soy fan de los regalos de marca, cosas costosas que da miedo sacar de la casa precisamente porque valen más que la casa entera, aunque igual no los rechazo cuando me los dan. Pero me gustan más las cosas sencillas, hechas a mano, tal vez por eso siempre me han atraído los dibujantes, escritores, poetas y artesanos.

Tampoco soy fan de las personas que no tienen iniciativa, esos que no son capaces de tomar el control y decir “HOY VAMOS A IR A DONDE YO TE DIGO”, “LO TENGO TODO PLANEADO”; esos que no saben organizar sus recursos (tiempo, dinero, espacio, etc.) en pro de hacer algo con su pareja a solas; esos que no saben que ser pareja es SER IGUALES y no solo dejarse arrastrar por lo que dice o hace el otro; o peor aún, los que no entienden que ser pareja es cosa de dos y no saben SACAR A LOS EXTRAS DE LA ESCENA, amablemente, claro está.

En fin, me gusta la gente proactiva, aunque esa palabra es medio confusa a veces. Digamos que me fijo mucho en la gente que tiene metas, que quiere hacer algo con su vida, que se esfuerza por aprender, construir, desarrollar, perfeccionar. Y me estreso horriblemente cuando siento que lo que me ha tocado es un agujero negro donde toda información entra, pero para ser consumida y anulada, porque no se produce nada positivo.
 
 
Definitivamente, echarme los perros a mí no es nada fácil. ¿Y el sexo? Eso es tema de otro día.

noviembre 10, 2010

Del amor y otras tonterías


Amor, una de las ideas más rebuscadas, complicadas, deseadas y odiadas de todos los tiempos. ¿Cómo definir que es el amor? ¿Cómo saber que es el amor?

Algunos dicen “lo sabes cuando lo vives.” Pero luego, si su relación falla solo dicen que “eso no era amor”, “estaba viviendo una mentira” o “no era mas que una ilusión.”

¿Entonces como saber cuando algo es o no es amor? En un tiempo yo llegue a pensar que el amor era algo así como darlo todo por alguien y no medirse ni pensar en consecuencias. Pero muchas veces esto solo es sinónimo de masoquismo. Y si te haces sufrir por “amor” a alguien, entonces quizás amas a esa persona y existe la posibilidad de que no te ames a ti mismo. Y si no te amas tu mismo ¿Cómo puedes amar a otros?

Eso me recuerda que hace ya 2010 años vino un sujeto a la tierra y, entre muchas cosas, enseño algo como “haced a vuestro prójimo como queráis que hagan con vosotros mismos.” Eso significa que si mi profe se ensaña en rasparme la materia ¿es porque quiere que le espiche los cauchos del carro?; o si mi mamá se arma un drama porque soy gay ¿es porque quiere que le rompa los tacones y regale su joyería?; o si mi pareja me trata mal ¿es porque quiere que le monte los cuernos? Tal vez no funcione así realmente.

Pero si nos hace pensar en cuanto dolor, sufrimiento y malos ratos son suficientes para darnos cuenta de que algo no funciona. O mejor aun ¿Cuánto hay que sufrir para decir que se “ama” a alguien? ¿Cuánto estamos dispuestos a sacrificar por el bien de otros a costilla de nuestro dolor?

Estuve leyendo un libro donde encontré una premisa muy simple y muy directa “TODOS EN ESTA VIDA PUEDEN HACER LO QUE QUIERAN.” Y es cierto. Algunas personas deciden asesinar a otras personas, y esas personas deciden no luchar, solo gritar y sentirse débiles y dejarse morir; suena cruel, pero es cierto. Cientos de personas viven en la pobreza, pero prefieren mendigar que hacer algo para salir de ello; suena cruel, pero es cierto. Millones de personas viven fingiendo ser algo que no son, dicen ser infelices, pero no hacen ningún intento por cambiarlo; no suena tan cruel, pero sigue siendo cierto.

Y cuando sufrimos porque nuestra pareja hace esto o aquello, cuando creemos que la situación va mal en nuestro hogar, cuando nuestras amistades nos dan la espalda, cuando las cosas no están funcionando, simplemente nos decimos que no hay nada que podamos hacer, nos dejamos pisotear y seguimos allí, porque en el fondo creemos que nadie nos dará lo que queremos, nadie nos valorara, no hay forma de que encontremos una pareja mejor o unos amigos mejores; suena cruel, pero es MUY cierto. Entonces parece que las cosas van en nuestra contra, pero no es así, nosotros decidimos mantener viva esa herida, esta ahí porque nosotros así lo queremos.

Después de tantas vueltas y pensar en todas estas cosas, he comenzado a creer que el amor, como muchas otras cosas de la vida, es cosa de balances; relajarse y aprender a disfrutar las bajadas y las subidas, sin dejar de esforzarse por recorrer el camino, como una montaña rusa. El amor es cosa de valientes, es cosa de riesgos; de lanzarse a intentar un nuevo comienzo, pero también cerrar los ojos y confiar en que el paracaídas se abrirá cuando hay que escapar de la relación a punto de estrellarse.

Amor es también decir que NO de vez en cuando por tu propio bien, y al mismo tiempo compartir nuevos sueños, metas y gustos ajenos solo por curiosidad. Amor es un aprendizaje de todos los días, un intensivo de crecimiento y perfeccionamiento personal.

El amor, definitivamente, es cosa de locos.

noviembre 08, 2010

Al Pasado con Nostalgia

He estado en el borde del abismo, he visto las señales en las estrellas, en las olas y el viento. He sentido la presión en el cuello llamando mi atención.

Se me ha ofrecido la oportunidad de elegir, de tomar un camino u otro; de decir que no; de dar marcha atrás; de ponerle reversa a la maquina y pensarlo un día más.

Y la paciencia me ha fallado, la tolerancia me ha llamado hipócrita. Y me he dejado caer en el vacio del error.


Me he hundido voluntariamente en el silencio de la ignorancia.

Y he tenido que aprender a caminar por las rocas, aunque lastimen mis pies; a construir sueños con lágrimas; a sonreír en medio del dolor; a ser sol mientras me hundo entre las mareas de tormenta.

Y he tenido que aprender a callarlo; a mirar con nostalgia el pasado lleno de pisadas en terreno falso.

Si pudiera retroceder el tiempo te diría que te amo.
Si pudiera retroceder el tiempo te diría que lo siento.
Si pudiera retroceder el tiempo te diría que te quedes mi lado.
Si pudiera retroceder el tiempo te diría que el idiota soy yo.
Si pudiera retroceder el tiempo te diría que el único error es no callar al mundo y oír solo tu voz.

Te deje ir aunque amaba tu sonrisa al despertar por la mañana.
Te deje ir aunque amaba el calor de tu cuerpo por las noches.
Te deje ir aunque amaba oír tu voz diciendo “I KILL YOU.”
Te deje ir aunque amaba que me esperaras con chocolates fuera del trabajo.
Te deje ir aunque te amaba.

Y ya no hay marcha atrás.

noviembre 07, 2010

6000 Km

6000 km no son nada para el tiempo que le toma a tu voz acelerar mi corazón.

6000 km es un número insignificante para la cantidad de veces que mis pensamientos se van hacia ti.

Vives bajo otra bandera, en otra tierra, bajo otro gobierno, tan lejos y tan cerca a la vez.

Y yo, a punto de renunciar a mi nacionalidad, a mi tierra, para sembrarme definitivo en tu mundo, pedir asilo en tu corazón, buscar mi hogar entre tus brazos.

Pensando seriamente en la posibilidad de compartir el cielo de tus ojos y despertar con el sol de tu sonrisa cada mañana.

Como loco buscando una voz que me hipnotice como la tuya, una mirada que me desnude, unos labios que me resuciten como solo tú sabes hacerlo.

Deseoso de probar el desierto de tu abdomen y de morir con cada roce de tu piel.

Y aquí, sin hogar, sin tierra, sin cielo, sin sol, sin tu calor, sin tu piel, he aprendido algo...

6000 km no eran nada cuando te decidiste a robarme el corazón.

Y 6000 km son solo un paso cuando tu corazón y el mío se deciden a latir al mismo ritmo y con la misma pasión.

noviembre 06, 2010

Génesis

En el principio era la oscuridad. Y la oscuridad era la nada y lo era todo.

De pronto, en medio de la oscuridad, se oyó un suspiro, y un golpe que se hizo eco a lo largo y ancho de la infinidad, un golpe que se convirtió en ritmo.

En medio de la nada, de la oscuridad, había surgido la primera chispa de vida.

Vida, un concepto completamente nuevo, lleno de energía, de brillo. Algo completamente desconocido para la eternidad.

Esta… vida, comenzó a tomar fuerza, a emitir cada vez más luz, a adquirir una identidad. En un instante surgió de la nada una larga cabellera, seguida de una silueta que se fue iluminando con su propio brillo, porque ella era luz.

Y por fin se rompió el silencio al pronunciar su nombre, ella fue llamada Aradia.

Aradia no solo era luz, ella también era amor y bondad, pero se encontraba sola en lo vasto de la infinidad y lo eterno, rodeada de oscuridad y silencio. Entonces Aradia lloró.

Sus lágrimas flotaban en el inmenso vacio de la nada, y reflejaban su luz, blanca, pura. Así nacieron las estrellas.

Aradia no quería estar sola, y pidió ayuda a la oscuridad, a lo eterno, a lo infinito, al silencio; entonces fue golpeada con un dolor intenso, sus gritos se extendían sin límite, de su vientre surgía nueva vida.

De su vientre surgía una luz nueva, diferente, cálida, llena de música y ritmo. Una luz que le hacia daño, pero que a la vez amaba con todas sus fuerzas, pues estaba allí para acabar con su soledad.

Su silueta era más robusta, sus ojos estaban llenos de un brillo oscuro, noble y salvaje a la vez, y de su cabeza hacia lo alto se extendía el brillo de la más hermosa cornamenta dorada.

Y el infinito, lo eterno, la oscuridad y el silencio escucharon con atención mientras Aradia le daba nombre, sería llamado Cernunnos.

Aradia y Cernunnos, se amaron en medio de la nada, llenándolo todo. Aradia solo lloraría de felicidad, no de soledad, y la risa de Cernunnos cubriría cada espacio con música y alegría.

Como prueba de su amor Cernunnos le hizo un regalo, tomo parte de su cuerpo y creo un jardín para ella. Lo llenó de plantas, de colores, de toda clase de flores y frutas, de olores, sabores y texturas en su honor. Luego creó los animales, de todos tamaños, colores y formas, para llenar todos los espacios, para demostrar su gran habilidad.

Y para culminar su obra de amor, sopló en todos ellos el aliento de la vida, la llama dorada que los hizo andar, aprender y… maullar, graznar, aullar, ladrar, chillar, gritar, gruñir. Aradia, impactada por el bullicioso concierto sonreía amorosamente.

Pero faltaba algo para que el regalo de Cernunnos fuera perfecto. Aradia tomó un poco de sus labios y un poco de los labios de él para formar nuevas criaturas, un grupo de hombres y mujeres para cuidar el jardín y sus animales, para tomar sus frutos.

Cernunnos sopló en ellos la chispa de la vida, y se movieron, hablaron y rieron. Aradia sopló en ellos la chispa de la magia, y fueron capaces de ver más allá, de encontrar belleza en todas las cosas, de admirarse de las grandezas y las simplicidades del universo, de bailar con pasión y de cantar con el corazón.

Y como estaban hechos de los labios de sus creadores, aprendieron a amar, y fue un beso la señal de ese amor.

Y Aradia y Cernunnos vieron que lo que habían hecho era bueno.