agosto 21, 2011

CouchSurfing


Hace años, en un momento de necesidad, descubrí un sitio web llamado CouchSurfing, una comunidad global para personas que todavía creen en las personas y en su capacidad de brindar ayuda desinteresada a quien lo necesite.

A través del sitio contacté algunas personas en Canadá, y ya desde ahí todo fue una locura, había tantas personas dispuestas a recibirme y brindarme el mejor trato y atención posibles. Pero debía elegir, y eso hice, comparando la información de los perfiles y viendo lo más adecuado según mi personalidad y mis necesidades del momento. La experiencia fue inolvidable, no se limitaron a recibirme en su casa, sino que me trataron como parte de la familia, como un hijo que regresa a casa después de un largo tiempo. Y para siempre los tendré en mi mente como una especie de padres adoptivos a distancia.

Al volver a Venezuela, sentí que lo más apropiado sería devolver al universo la cantidad de favores, bendiciones y cosas positivas que había recibido, me decidí a ser más activo en el sitio, participar en las discusiones, en las reuniones, recibir más personas en mi hogar y tratar de brindarles la mejor atención posible. Pero descubrí que, aunque los miembros del CouchSurfing cumplían con su propósito de servir de guías y anfitriones, como todo en esta vida, no estaba exento de las cagadas frecuentes en el resto de las redes sociales y sistemas organizacionales a nivel mundial.

Lo primero que uno se consigue son “LOS TÍPICOS XENOFÍLICOS”, que lo primero que ven es la procedencia de las personas, dando preferencia a los europeos y norteamericanos como si fuesen mejores que todos los demás, o como si dejaran flores y billetes en el baño. Quizás les falta la experiencia de compartir con personas de otras partes del país y darse cuenta que hay mucho que aprender entre nosotros mismos.

Luego están “LOS DONJUANES” (y las también), que creen que cada huésped es la oportunidad de conseguirse una esposa o un marido que lo lleve consigo fuera del país a una vida de ensueños y riquezas. Quizás deberían aprender a valerse por sus propios medios para encontrar el fin de su soledad (o de su “verano”) y sus oportunidades de progreso.

Después vienen “LOS PARÁSITOS”, esos que creen que ser anfitrión es sinónimo de ser esclavo, y piensan que un buen anfitrión es el que deja de comer, de trabajar, de estudiar, en fin, de vivir, para andar pendiente de las necesidades de sus huéspedes. Quizás estos deberían cotejar el ser recibido en casa de un conocido con esa idea de aventura, de arriesgarse y explorar (que al menos una consulta sobre sitios recomendados podrán hacer donde lleguen y es perfectamente válido).

Siguen “LOS VISITANTES DE LUJO”, que quizás es que les da flojera leer los perfiles antes de enviar las solicitudes de hospedaje, o quizás no han terminado de entender que en el CouchSurfing la gente ofrece sus hogares, con lo poco o lo mucho que puedan tener para recibirles, y llegan esperando comidas especiales, los mejores servicios y las más finas comodidades. Quizás a estos les vendría bien recordar que existen hoteles y posadas.

Además están “LOS SEDIENTOS DE PODER”, que creen que el sitio les va a ofrecer los contactos con Bill Gates o Donald Trump y se van a arreglar la vida, y entonces, los títulos que se les otorgan se les suben a la cabeza y creen que son mandatarios nacionales, necesarios para representarnos en asuntos de vital importancia. Como si un miembro más o menos en alguna ciudad pudiese causar una guerra mundial o una hambruna, un fallo en la economía global o la proliferación de algún tipo de peste. Quizás estos deberían recordar que su misión es apoyar el desarrollo de la red y animar a más personas a participar, proporcionar ayuda y guías para experiencias más completas y positivas en su país o ciudad.

Y finalmente, porque no hay grupo, organización o club en Venezuela que no sufra de la presencia de “LOS APÁTICOS Y/O INGRATOS”, aquellos que usan el sitio sólo cuando ellos lo necesitan, o que se limitan a recibir a las personas en su casa y sienten que eso ya es demasiado favor, lo que pase después con el huésped no es su problema, ni les interesa. Quizás deberían ser recibidos por gente como ellos, para que lleven una cucharada de su propia medicina.

Yo se lo que muchos estarán pensando al terminar de leer esta entrada. ¿Qué hago yo como parte del CouchSurfing para cambiar o mejorar algo de esto? Nada. Porque para mi la experiencia del CouchSurfing no consiste en ganar poder o acumular rangos y referencias, en organizar mejores eventos, ser el alma de la fiesta o proyectarme hacia fuera del país. No busco amores, ni servidumbre, ni selecciono a mis huéspedes por su procedencia o cantidad de efectivo o su atractivo.

Para mi el CouchSurfing es una oportunidad excelente de ejercitar la hospitalidad, la bondad y la amistad; es un método genial para hacer nuevas amistades, comenzando en mi propia ciudad y mi país; es una ventana para conocer el mundo a través de los ojos de quienes llegan a mi y requieren mi ayuda; es una forma de generar energías positivas en el universo y recibir la dicha de un abrazo y una sonrisa agradecida, y la bendición de sentirme capaz de cambiar la vida de las personas compartiendo un poco de la mía.

Los invito a conocerlo: www.couchsurfing.com

agosto 10, 2011

FAQS #1

Si, han pasado varias semanas desde mi última entrada. La verdad, no es que no haya tenido nada que quisiera escribir, sino que he estado bastante ocupado. No caeremos en detalles curriculares por ahora, pero si, he tenido muchas cosas que poner al día, asuntos pendientes que salvar y compromisos a los que atender sin excusa.

Pero el día de hoy me decidí a escribir una nueva entrada, pensando en situaciones de la vida diaria de un chico gay, sobre todo cuando está rodeado de tanta gente heterosexual.

Verán, el primer problema de todo heterosexual cuando está frente o cerca de una persona gay, es creer que sólo por lo que ha visto en películas, en televisión o lo que ha escuchado en la iglesia o de sus padres, ya sabe todo lo que hay que saber sobre los gays.

Y es que realmente piensan que todos somos exactamente iguales los unos a los otros. Como si existiese un patrón gay universal y todos pasamos por ahí antes de nacer. Es una especie de falta de cultura general, pues lo que realmente hace gay a una persona es el objeto de su deseo afectivo y sexual. Es decir, somos gay porque, siendo hombres, nos gustan los hombres. Pero eso no resta cualquier otra calidad de hombría o de humanidad, igual debemos trabajar, comer, ducharnos, estudiar, hacer deporte y muchas cosas que todo el mundo hace.

Entonces, así como no existe un patrón heterosexual, por el que uno pudiese definirlos absolutamente a todos, tampoco existe un patrón homosexual por el cual guiarse. Simplemente somos diferentes en lo que nos mueve el piso, pero el resto lo construimos exactamente igual. Y así como hay heterosexuales muy cavernícolas y otros muy elegantes, algunos adictos al deporte y otros fanáticos de conciertos de música clásica, también hay gays en todas esas categorías y con todas esas mismas pasiones.

¿Que hay gays afeminados? También los hay muy masculinos, con barba y vestidos de traje y corbata. ¿Qué hay gays muy buenos peluqueros y decoradores? También los hay que no saben combinar su ropa y eligen su marcha de champú por el que usaron desde niños.

Lo que intento decir es que realmente no existe una forma de encasillar a las personas por algo tan general como su orientación sexual o un gusto en particular. Una sola persona puede tener tantos gustos tan variados y tan aparentemente contradictorios, y aún así no perder la pasión por ninguno de sus placeres personales.

Ya es tiempo de ir superando los estereotipos.