octubre 01, 2015

Sapiosexual

Soy sapiosexual. Y como muchas otras formas de atractivo, es algo imposible de determinar a simple vista.


Me explico.


No es posible mirar a alguien e inmediatamente determinar su grado de inteligencia. Sería demasiado absurdo asumir ciertos clichés en este tema, como hablar de imagen o de lentes o de esto o aquello.


Más aún, sería difícil definir lo que es la inteligencia. Si se me para a lado un chico que me habla de la forma en que mezcla químicos para crear bombas, me parecería tan fascinante como el chico que se me sienta a lado y me sorprende con una conversación sobre escritores de novelas de horror y ficción.


Quizás esa idea de “atracción por la inteligencia” también debería tener sus subdivisiones, porque a algunos nos atraen ciertos temas y a otros no, o quizás debería ser así, en general, lo que nos importa a los sapiosexuales es que esas personas que nos llaman la atención tengan algo de qué hablar, que tengan tema, que conozcan su área, que posean conocimiento del mundo, de la vida, de la ciencia, del arte, de algo.


Porque cuando te gusta alguien sólo por su cuerpo, pues bueno, se hace lo que se pueda hacer y chao, para su casa jovencito.


Pero cuando se pretende ir más allá, cuando esa persona debe quedarse a dormir, por las razones que sea, o cuando se intenta comenzar a salir o a verse con frecuencia, ahí es donde aparecen esas fallas en comunicación, en nivel cultural, en conocimiento de ciertos temas o áreas de la vida.


Y ahí es cuando se revienta la burbuja de la cara bonita o del cuerpo sexy y nos damos cuenta que nos hemos estado acostando con un muñeco inflable y termoregulado. Se moverá muy bien y todo lo que él quiera, pero al final del día es más interesante tener a una persona que pueda hipnotizarte hablando de diez mil cosas que un ser monótono que sólo puedes valorar por su desempeño en el acto sexual.


Me lo tiro, si, pero no lo quiero cerca luego del orgasmo.

Soy sapiosexual. Y como tal, yo ejerzo mi derecho a decirte que te vayas de mi cama si no te considero un compañero intelectual adecuado.




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