Una de las cosas más complejas en
una relación poliamorosa es el asunto de los celos, esa espinita que te dice
que no estás recibiendo tanta atención como deberías o que simplemente no te
están dando la debida participación en la relación. Y quizás sea una de las
trabas más grandes en todo tipo de relación. ¿Cómo hacer para evitar que se
asome la fea cara de perro de los celos piches y absurdos?
En el caso del poliamor, es una
situación compleja. Porque ya no debe darse atención a una sino a dos personas,
dos formas diferentes de amar, dos formas diferentes de atención, dos corazones
que laten a su ritmo y que esperan sentirse valorados en la misma proporción.
Eso es un reto digno de los mejores jugadores de videojuegos, dar amor a uno y
al otro sin que ninguno se sienta disminuido o dejado a un lado.
Yo, obviamente, no puedo hacer más
que estar completamente de acuerdo con esto, es una realidad innegable. ¿Cómo
se puede dar amor y atención a dos personas sin que ninguno sienta que recibe
menos? Es la pregunta del millón de dólares. Pero si falla la atención entre
dos, pues, también puede fallar entre tres, cuatro, diez, veinte o los que
sean.
Definitivamente es todo un reto,
uno que requiere de astucia, imaginación, delicadeza, iniciativa, entre otras
cosas. Y bueno, ya que comenzamos este camino poliamoroso, veremos qué
sucede y yo les mantendré al tanto, por si descubro la respuesta para evitar el
desbalance en una relación múltiple. Abrazos a todos.
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