Alguna vez les debe haber pasado,
que conocen a una persona e instantáneamente sienten una afinidad espectacular,
como si le conocieran de toda la vida, como si fuesen amigos desde la infancia
que hace años no se ven.
Pasa a todos los niveles, pasa
con personas que se convierten en amigos, con personas que se vuelven casi
hermanos y personas que dan paso a grandes amores. Y no hay forma de saber en
qué momento sucede, si es una mirada, una sonrisa o alguna palabra la que
desencadena la avalancha de situaciones y emociones que siguen.
Quizás tenga que ver
efectivamente con vidas pasadas, personas que ya hemos conocido, tratado o
amado en otra vida y entre vueltas del destino nos volvemos a encontrar. Y
entonces toda la química, la conexión y el sentimiento que creció antes vuelve
a florecer con tal espontaneidad y rapidez que nos asusta.
Es como esas comidas
deshidratadas, las que vienen en sobres y en la parte de atrás dice: “sólo
agregar agua”. Y listo, relaciones y situaciones casi instantáneas, conexiones,
emociones y lazos que pueden fortalecerse o dejarse morir a voluntad.
Todo depende de nuestro deseo o
de la intensidad de la situación, pero sólo basta eso, agregar unas gotitas de
agua para que comience la aventura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario