Estaba conversando en estos días
con un amigo, bueno, digamos que es un amigo para no entrar en detalles
incomodos e innecesarios, pero conversábamos sobre lo que hace a una persona
interesante y atractiva.
Bien es cierto que entre gustos y
colores, bueno, ustedes saben el resto, pero hay de todo y para todos. Jamás
una persona podrá considerarse completamente fuera del juego de las relaciones
y los amores en esta vida, pues todos tenemos algo que otros pueden estar
buscando, algo así como las piezas de un rompecabezas, en el que uno le brinda
una parte de si al otro.
No entraré en detalles de
conquista o de fines amorosos, porque no es el propósito de esta entrada. Pero
es interesante ver como una cosa y la otra se pueden ir combinando para definir
lo que buscamos o lo que esperamos encontrar en una futura pareja. Es decir,
depende de lo que realmente queramos, será que realizaremos nuestra búsqueda
del amor.
Ahora, al grano, según mi teoría
personal, existen tres cosas que pueden sumar atractivo a una persona, digamos
tres categorías distintas de atractivo, tres escalas de puntuación, tres cosas
que te hacen llamativo, que te hacen destacar por encima de otros y que te
ponen entre los primeros resultados de cualquiera en búsqueda de amor y
compañía.
Estas son: Independencia.
Cultura. E imagen.
Independencia: ¿Aún vives con tus
padres? ¿Dependes de una beca para subsistir? ¿Tus platos y cubiertos son todos
de plástico o de cartón y han sido recolectados de fiestas de vecinos y amigos?
Algo que te puede sumar muchos puntos de atractivo es tu capacidad de responder
ante las necesidades de la vida por tu cuenta, sin depender de la caridad, de
la beca o del bolsillo de tus progenitores. Si tienes un trabajo estable, una
carrera universitaria, vives por tu cuenta y además eres capaz de ahorrar algo
de dinero al menos para una cena en la calle al mes, ya vas dando la talla en
la primera escala de atractivo. Pues bien dicen los viejitos que amor con
hambre no dura. El corazón y los sentimientos son importantes, pero aún más
importante es demostrar la estabilidad que tienes en tu vida y que eres capaz
de brindar o compartir con esa persona que esperas mantener junto a ti.
Cultura: ¿Cuál fue el último
libro que leíste? ¿Cuántas sagas del cine has visto? ¿Te has enterado de los
últimos hallazgos de la NASA? ¿Te mantienes al día de una o varias series de
TV? La segunda escala de atractivo depende mucho de lo que leas, veas,
escuches, lo que hagas en tu tiempo libre o la profesión que ejerzas, tus
hobbies y pasiones. Algo común es considerar a la gente físicamente atractiva
como un montón de cabezas huecas, ir al gimnasio puede ser divertido, pero no
te da algo de qué hablar. Un buen revolcón en la cama puede durar un par de
horas, pero al terminar todos se paran, se visten y se van porque quedarse a
pasar el rato contigo es sinónimo de ABURRIDO. La escala de cultura mide lo
interesante que puedes ser, lo fascinante que es hablar contigo y redescubrir
el mundo. Dicen por ahí los sapiosexuales que el atractivo llama, pero la mente
enamora. Así que cultivar conocimiento científico, académico, cultural y, por
qué no, un poco de farándula también, puede darte excelentes resultados.
Imagen: ¿Vas al gimnasio? ¿Sales
a trotar? ¿Bailas? ¿Practicas algún deporte? ¿Te vistes con la ropa que te
regaló tu abuelita o eliges cosas según tu gusto particular? ¿Sabes algo de
tendencias y combinaciones? ¿Tienes idea de lo que es un desodorante y una
ducha de verdad? ¿Has pensado en las palabras DEPILACIÓN o ACONDICIONADOR? Está
bien, no podemos ser tan superficiales y dejar que la imagen defina lo que
somos y quiénes somos, pero una mentira común que nos hacemos a nosotros mismos
es que todo depende de lo emocional y lo mental cuando sabemos que no es
cierto. En el fondo todos queremos encontrar a alguien que consideramos físicamente
atractivo, que al despertar cada mañana veamos su rostro y sintamos la dicha de
tenerle a nuestro lado; que salgamos a la calle de la mano y otros le vean con
interés y, sabiendo que eligió nuestra compañía antes que la de cualquier otro,
nos llenamos de orgullo; que cuando estemos en la intimidad con poca o nada de
ropa le veamos y pensemos POR TODOS LOS DIOSES QUE SEXY! Entonces esta tercera
y última escala tiene que ver con nuestro cuerpo y nuestras elecciones en ropa
y accesorios. Fíjense que es la última de las tres, para evitar parecer muy
plásticos, pero igual es importante. Esto es como un trípode, sin un lado, se
cae todo el interés.
Entonces, debemos medirnos
nosotros mismos en cada una de las tres escalas.
Independencia: ¿Qué tan
independiente soy? ¿Qué tan responsable, cumplidor, productivo y estable puedo
ser? ¿Y puedo brindar esa misma estabilidad a otra persona junto a mí? ¿Podemos
construirla juntos?
Cultura: ¿De qué temas puedo
conversar? ¿En qué temas soy muy bueno? ¿Qué temas desconozco por completo? ¿Qué
actitud tomo ante un tema nuevo para mí? ¿Qué tan abierto estoy a aprender de
otros y a enseñar lo poco o mucho que sé de ciertas áreas?
Imagen: ¿Cuido mi cuerpo? ¿Trato
de verme lo mejor posible? ¿Sé que hay que hacer ciertos cambios pero los evito
por miedo? ¿Me arriesgo a probar nuevas cosas en mi imagen o me mantengo dentro
de la misma zona siempre? ¿He probado nuevas cremas, nuevos peinados, nuevos
estilos, nuevos accesorios, zapatos, cartera, lentes, maquillaje? ¿Tomo algún
consejo de la televisión o las revistas en cuanto a imagen y estilo?
Todas son preguntas muy válidas y,
al final, estas tres categorías serán las que proyectarán tu imagen a los ojos
de los demás, y en la dirección en la que enfoquemos cada categoría saldrá a
relucir una parte de nuestra personalidad. Unos preferirán ciertos aspectos de
independencia sobre otros, ciertos temas de cultura sobre otros y ciertos
deportes o tendencias de la moda sobre otras.
Es importante sentirnos cómodos
con nuestro cuerpo y nuestra personalidad, pero así como el universo está en
constante cambio y movimiento, también nosotros debemos unirnos a ese baile
universal y transformarnos con el tiempo para sacar a relucir lo mejor que
tenemos ante el resto del mundo.
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