Terminar una relación es un proceso difícil, doloroso,
complejo, tedioso… de esas cosas que desearíamos que pasaran realmente rápido y
violento, que al día siguiente nos pudiésemos levantar como si nada y continuar
con nuestras vidas.
Pero todos sabemos que no es así, que efectivamente hay
varios días, semanas y hasta meses de duelo, dependiendo de la persona, para
poder superar la relación que ha muerto y sacarse los traumas, miedos, lágrimas
y recuerdos de la cabeza.
Y en este proceso de duelo, muchos cometemos el error de
refugiarnos en los brazos de un nuevo amor, lo que dicen por ahí de que “un
clavo saca otro clavo”, y que en realidad NO FUNCIONA.
A lo único que nos arriesgamos es a lastimar a un tercero
porque intentamos desahogar en él todo aquello que no hemos superado de nuestro
ex, buscamos en esta nueva persona sus besos y sus abrazos y sus palabras, y
hasta nos enojamos cuando no se dan las cosas como lo esperamos.
Pero es porque no estamos realmente interesados en este
nuevo individuo, sino en los rasgos o sombras que nos muestra del amor que
acabamos de perder. Mientras que esta persona puede estar genuinamente
interesada en nosotros, nosotros sólo lo tenemos cerca por el reflejo del
pasado que proyecta con sus atenciones.
Yo siempre he aconsejado a mis amigos a mantenerse alejados
de nuevos compromisos amorosos, al menos los primeros meses, para no engañar y
lastimar a alguien, para no forzarnos nosotros tampoco a sentir algo que quizás
no está allí realmente, para no convertir nuestro dolor en una cadena que
arrastre a unos cuantos al abismo de la tristeza y la depresión.
Por ello, lo más recomendable es quedarse solo un buen rato,
pensar en lo que se perdió, en lo que se aprendió, en ese dolor inclusive y en
lo que podemos sacar de ello, en la forma como nuestras siguientes relaciones
podrán verse iluminadas por esas lecciones.
Y si es necesario, en el camino, aprender un par de
habilidades nuevas (sociales, manuales, orales, sexuales), mejorar nuestra
imagen y nuestra salud, reconocer nuestros fallos y fortalezas, y asegurar
nuestros puntos para ofrecer algo mejor a la siguiente persona, cuando
realmente sintamos que estamos preparados y que nuestro ex no es más que el
recuerdo de una lección dolorosa.
Seamos sabios y evitemos este EFECTO REBOTE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario