Nuevamente se acerca mi cumpleaños, y he pasado estos días
echando mucha broma con una supuesta lista de regalos que quería hacer. Es como
interesante esa idea, así como en las bodas, hacer una lista de las cosas que
la pareja espera recibir y que los invitados van a comprar voluntariamente, así
se evitan recibir 4 planchas, 3 hornos microondas y 200 juegos de cubiertos,
aunque esos últimos nunca sobran y lo anterior se puede vender.
Pero bueno, tomando la idea como algo cierto, dejándome llevar
quizás por la expectativa, haré esa lista de regalos, aún cuando realmente no
me preocupe obtener todo lo que pueda pedir aquí. Siempre me cuesta decidir por
donde comenzar.
Quienes me conocen saben lo importante que son para mí los
recuerdos, así que eso sería la primera línea de regalos: fotografías pequeñas
o recuerdos de momentos vividos con mis amigos y mis seres queridos. Eso
siempre será lo más preciado para mí.
Luego me dejaría llevar por mi amor por la cultura, lo
internacional, y me decantaría entonces por regalos “del mundo”: llaveros,
símbolos, figuras, estatuillas, cualquier cosa que represente una nación o una
cultura.
Después entraría mi amor por la magia y lo místico: lecturas
de cartas o runas o ajustes de chacras, libros sobre el tema, símbolos, signos,
velas, inciensos y demás.
Más abajo vendría mi pasión por los peluches, para quienes
no lo saben: AMO LOS PELUCHES.
Y finalmente, recibiría con gusto cualquier cantidad de
libros, bien sea novelas, cuentos, enciclopedias, o cualquier forma de lectura
relacionada con temas de mi interés.
Además, mis amigos cercanos saben que me fascinan las cosas
hechas a mano. Siempre he creído que representan una mayor voluntad de dar, un
esfuerzo más grande por hacer y no sólo elegir en una tienda, un compromiso
interesante para sorprender al receptor con algo absolutamente original. No
significa que no acepte un regalo comprado, es perfectamente válido también, no
todos tienen sus habilidades creativas bien desarrolladas.
Pero, la verdad es que, llegado el día, si uno de mis amigos llega sin un regalo a mi cumpleaños
tampoco me enojaré por eso. Para mí el cumpleaños es una excusa perfecta para
compartir con amigos y familiares de las cosas buenas que ha brindado el año
que está terminando, es el momento de recordar las lágrimas y sonrisas, los
problemas, victorias y altibajos que han marcado nuestra evolución, y por sobre
todo, los rostros que nos han acompañado en los buenos, malos, peores y mejores
momentos de nuestros ciclos.
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