Tengo miedo de que nuestra historia no tenga un final feliz.
Que nos demos cuenta que no hay príncipes azules, ni gatitos encantados, que “felices
para siempre” no está en nuestro camino.
Tengo miedo de repetir tus historias o repetir las mías. Que
el pasado nos alcance y tumbe lo que hayamos construido, que no seamos capaces
de dejar viejas costumbres y manías para mirar juntos hacia un nuevo futuro.
Tengo miedo de ser quien se enamore más y pierda al final. De
esforzarme por dar lo mejor de mí y recibir silencios y vacíos, de ponerte en
mi primer lugar y ser solamente un accesorio, de intentar ser romántico y dulce
para estrellarme contra un muro de hielo frío y duro.
Tengo miedo de ser una sombra, un secreto, de que me
mantengas escondido como si estorbara o te avergonzara. Que nunca pueda ser
romántico y espontáneo sin temor a enojarte, ofenderte o parecerte imprudente.
Que esto que vivimos se mantenga debajo de la mesa, como si no existiera. De
vivir ese frío doloroso de ser sólo “un amigo” frente a todos.
Tengo miedo de que nunca logres conocer mis estados de ánimo
con sólo mirarme a los ojos. De que no logremos compenetrarnos y realmente
saber lo que nos pasa, de ser incapaces de abrir nuestra mente y nuestro
corazón sin miedo, de tener que fingir cada palabra, cada gesto, cada acción para
que todo esté bien.
Tengo miedo de no ser suficiente, de que mires en otra
dirección y te des cuenta que hay otras ofertas mejores en el mercado. Que la
curiosidad, el gusto, el interés o la distancia le ganen a todo lo que hemos
compartido y se me repita la película triste. Pero también de que te esfuerces
por estar a mi lado cuando realmente no eres feliz y no soy lo que quieres,
cuando no puedo darte la vida que sueñas o la que esperas para ti.
Tengo miedo de que no seamos tan compatibles como pensamos y
terminemos pisoteando las ideas y los sueños del otro. De que para poder ser
felices juntos tenga que diluirme por completo y dejar de ser yo mismo. De que
me toque decirte que “si” a todo para poder mantenerte contento y a mi lado. De
ver mis ideas como baratijas infantiles que no llenan tus expectativas.
Tengo miedo de lastimarte, pero tengo miedo de lastimarme a
mí también.
Tengo miedo de perderte, pero tengo miedo de perderme a mí
mismo en el proceso.
Tengo miedo de esforzarme y quedarme sólo en el intento.
Tengo miedo de tantas cosas. Tantos miedos rondando mi
cabeza.
Algunos mueren y renacen con más fuerza.
Algunos ceden su espacio a otros.
Pero ahí estoy, un manojo de historias depresivas que se
repiten y continúan.
Un manojo de miedos que se rehúsa a volar porque ya se ha caído
muchas veces.
Un manojo de inseguridades que decidió vararse a la orilla
del camino porque ya se ha equivocado de camino una y otra vez.