Tengo mucho tiempo que no escribo algo en mi blog. No
significa que no me hayan sucedido cosas importantes o trascendentales. La
verdad es que llega ese momento en el que me come la pereza. Que horror.
Pero esta noche, viví una experiencia que no lograré superar
fácilmente. Nunca, de verdad, nunca fui fanático de la saga de Crepúsculo. La
idea de vampiros y esa clase de romance cursi rosa, no me parecían dos cosas
que se debían mezclar. Sin embargo, como buen maestro de cultura general debía
verla, sentía que era casi imperativo conocerla, al menos para tener un tema de
conversación.
Y no voy a dar más vueltas. Esta noche, vi la última
película de la saga. Si, el final de todo, donde nos enteramos del destino de
Bella, Edward y todo el resto del clan Cullen, incluyendo, por supuesto, a su
pequeña hija.
No quiero dar demasiada información, para no arruinarles la
película a quienes no la hayan visto. A mí, en lo personal me motivaron los
trailers. Se lo dije a mi mejor amigo: “Yo amo una buena batalla final”. Y vaya
que batalla fue esta.
Luego de haber visto todas las películas comienzas a
comprender, más allá del romance y lo cursi, lo interesante de las relaciones
de familia, la lealtad, la amistad, la confianza, la fuerza de los lazos que
pueden unir a un grupo de personas aunque vengan de lugares y trasfondos muy diversos.
Eso, para mí, es el mensaje más fuerte de la película, repito, fuera del
romance.
Y esta batalla final lo tuvo todo: dolor, sangre, gritos,
poderes especiales, traición, venganza, orgullo, amor, tristeza, envidia,
avaricia y muchos, muchos, muchos golpes. Fue una noche increíble y la catarsis
que hicimos fue más increíble aún. Siento que dejé una parte de mis pulmones y
mi vergüenza gritando en esa sala de cine.
Es que eso es lo que sucede cuando realmente te metes en la
historia y te apasionas por lo que está sucediendo, sabes que no es real, pero
tu cuerpo grita con cada célula en respuesta a lo que ve.
Le doy mis 20 puntos a quien dirigió la película y supo
administrar las actuaciones, los escenarios y la hermosa y violenta danza de
esta batalla. Le doy mis 20 puntos a Dakota Fanning por su actuación que todos
aprendimos a odiar hasta el final. Le doy mis 20 puntos a quien interpreta a
Aro, por su capacidad de demostrar su placer y su horror tan crudamente en su
rostro. Le doy mis 20 puntos a Carlisle, por estar dispuesto a morir por su
familia y sus amigos. Y le doy mis 20 puntos a Alice, por ser más pilas que
todos y buscar la solución pacífica, aunque tuviera que usar el miedo a su
favor para lograrlo, además que durante toda la saga se mantuvo absolutamente hermosa e impecable en su imagen de pies a cabeza.
Una excelente película y una excelente liberación de tensión
y estrés bien merecida. Les recomiendo, si les gusta esta saga, que se preparen
para algo grande; y si no, que se relajen y le den una oportunidad, hay mucho
más que aprender detrás del simple romance vampiro-humano.