Protegido de los escribas y las lenguas, heredero de la
verdad, el orden y la justicia, ¿realmente crees posible poner restricciones al pichón de
los cielos?
Tú, que dices haber heredado la sabiduría de tus dioses, ¿realmente crees que un corazón alado puede alguna vez
pertenecer a un solo hombre?
Lo mismo se intentó conmigo en el pasado, atar mi corazón a
una sola piel y fallaron en el intento, pues un corazón alado está hecho
para volar libre entre los cielos, para explorar siempre nuevas tierras, para saciar su hambre
y sed de nuevas experiencias.
Yo misma he puesto en las manos de mi hijo mi símbolo
sagrado, yo misma he movido su corazón y sus manos a tomarlo sin
temor, para que nunca olvide de dónde viene y hacia dónde va.
Su espíritu debe ser libre, debe elevarse y surcar la
infinidad de los cielos, su mente ansía con locura el conocimiento de los mundos y
los tiempos, pues el conocimiento enseña la verdad, y la verdad nos
permite realmente ser libres, el conocimiento refuerza nuestras alas y nos da aliento para
buscar siempre más.
Esa pasión por conocer, por experimentar, por probar, por
saciar nuestra curiosidad, esa pasión nos llama, esa pasión nos mueve, esa pasión nos
consume.
Pero escucha mis palabras con atención, hijo de los escribas, un corazón alado muere si es privado de libertad, un corazón alado muere si intenta ser encadenado a una piel.
Pero siempre podrás confiar en la sinceridad del corazón
alado, siempre podrás esperar que el corazón alado vuelva a tu
lado, si realmente es su deseo.
Porque sólo en libertad puede un corazón alado realmente
elegir a quién desea amar.