Soñé contigo en una tierra
distante, sonriendo, suspirando, besando otros labios, con tus manos
recorriendo otro cuerpo anhelante, descartando a cada roce pensamientos y
miedos, dejando de lado toda duda y límite.
Soñé que entregabas tu ser, que
lo hacías con él, que cedías tus miradas y tu piel a su calor, que tu corazón
se aceleraba sin reproches, que tu noche la cobijaba otro ser.
Y entonces, desperté, lleno de un
sentimiento, no era ira, no era pena, no era temor, eran los celos que asomaban
su feo rostro por entre las rendijas del cielo raso, una hiena salvaje de tres
cabezas que te devoran vivo y se ríen juntas al hacerlo.
Intenté ignorarlos, dejarlos
pasar de mí, pero era ya demasiado tarde, la duda mordisqueaba mi oreja derecha
y con su aliento putrefacto susurraba toda clase de ideas e imágenes,
situaciones y escenas tan vívidas como posibles.
Me esforcé por pensar en otras
cosas, intenté recuperar el sueño, pero la desconfianza clavaba sus colmillos en
mi cuello, me impedía respirar, pensar, razonar, y cada recuerdo del pasado se
unía a sus afilados colmillos para reafirmar las infinitas posibilidades y
miedos que me embargaban. Con una pata en mi abdomen me arrancaba la carne,
dejándome una sensación de vacío, debilidad, fragilidad y tristeza.
Finalmente pasó, la última de las
tres cabezas lanzó una carcajada al cielo mientras mis pensamientos y mis
entrañas se rendían a su juego. La ceguera respiraba, se cernía sobre mí,
sonriendo y deseando culminar su labor. Acercó su hocico a mi rostro despacio,
movió su cabeza de arriba abajo como reafirmando mis dudas y temores. Entonces,
en un movimiento repentino e indoloro me arrancó los ojos, dejándome sin
posibilidad alguna de ver más allá de estos celos que me consumían a su antojo,
sin salida, sin escape, sin auxilio, sin soñar, sin despertar.
Celos: Infames, viciosos,
malignos, destructivos, despreciados, putrefactos, afilados, dolorosos,
ardientes y acechantes. Malditos celos.
Aclaratoria: El ser poliamoroso
no impide sentir celos, eso debe ser un proceso consciente de reconocerlos,
aceptarlos y luego utilizar esa energía de manera positiva, siempre reafirmando
la firmeza de la relación y el amor que se siente dentro de la pareja. Pero los
celos son simplemente la reacción ante el temor de la pérdida, son causados por
una sensación de inseguridad en la que todas las partes deben trabajar para
superarlos y dejarlos completamente de lado. Éxito a todos en su camino.